No, su andar por el motociclismo deportivo no ha sido nada fácil. Para ella, destacar en un ambiente que pareciera exclusivo para el género masculino no ha sido una tarea sencilla. Por ello, la piloto de tan sólo 16 años, se ha visto obligada a realizar sacrificios bien grandes, con la firme convicción de alcanzar cada uno de sus sueños.
“La verdad ha sido difícil”, confiesa Astrid Madrigal, la joven piloto de ITALIKA Racing.
Hasta ahora, la admiradora del piloto australiano Casey Stoner ha cumplido las metas que se ha trazado. Y lo ha logrado gracias a su peculiar carácter, ese que pese a resultar volátil (sí, aún es una niña), es inquebrantable y le ha permitido superar enormes obstáculos.
“Por ir a entrenar o a correr, me he perdido muchas fiestas con amigos, con mi familia, incluso hasta Navidad…”, revela la pequeña gran motociclista. “He tenido que madurar bien rápido; a los 14 años me mudé al Distrito Federal, mis padres viven en Chihuahua, aunque desde hace cuatro años he sido totalmente independiente”, agrega.
“Llegó un momento -cuando tenía 14 años- en que tuve que decidir entre mi padre y mi entrenador…”, cuenta Astrid Madrigal. “Me dije: ‘Jorge (Pérez) sabe mucho más de las motos’. Entonces hablé con mi padre y le dije: ‘lo siento, me tengo que ir’. En ese momento me separé por completo de mi familia”.
Drástica decisión. Sin duda, un inmenso sacrificio. Y todo, por cumplir su gran sueño: triunfar en el mundo del motociclismo.
Pero a juzgar por los resultados que ha obtenido, el sacrificio ha valido la pena. Uno de sus últimos logros: el título de la Copa ITALIKA RT250 Sportdel Campeonato Nacional de Velocidad; conquista que toma una relevancia mayúscula al saber que Astrid Madrigal participó en una categoría libre, donde compitió contra hombres.
“Es difícil no tener novio, no estar con mis padres ni mis hermanos, ni convivir con mis amigos de la infancia. Pero es lo que he elegido. A veces me digo: ‘Astrid, solo tienes una vida, sigue trabajando para que tus sueños se sigan cumpliendo’”, sentencia la joven originaria de Chihuahua.
Sin duda, el camino que la pequeña piloto ha recorrido para llegar hasta la máxima categoría del motociclismo nacional ha sido árduo, pero al echar un vistazo a su sinuoso andar por el fascinante mundo de las motos Astrid se siente orgullosa.
“Muchos problemas de mayores me tocan a mí. Mentalmente he madurado rápidamente, ¡pero sigo siendo una niña!”, dice Astrid Madrigal.
UNA PASIÓN, DE ESAS GRANDES
¿Dónde nace esa intensa pasión por el motociclismo? En casa. ¿El responsable? Su padre, Alberto Madrigal. Y es que Astrid tuvo la oportunidad de interactuar con las motos desde los cuatro años.
“Mi papá antes corría motos, además tiene talleres de motos, así que siempre tuvimos motos en mi casa… un día mi papá, cuando yo tenía seis años, me invitó a una carrera, nos prestaron una moto de motocross y gané la carrera… Y no paramos”, recuerda.
La piloto de ITALIKA Racing ingresó al motociclismo de pista a los 12 años, participando en la primera Copa femenil que se realizó en México. En 2014 fue campeona nacional y un año más tarde subcampeona latinoamericana y panamericana.
Y en este 2016, Astrid Madrigal cumplió cada uno más de sus objetivos establecidos al arranque de la temporada: “Me siento contenta. ¡Soy campeona! Soy campeona de ITALIKA, gané todo: la WS y la RT250 en la baja cilindrada, ahora, en el Campeonato Nacional, me llevé la Copa ITALIKA RT250 en la alta cilindrada. Me siento orgullosa”, presume.
NO PARA DE SOÑAR
Astrid confiesa que tras culminar con sus actividades de este año como piloto de ITALIKA Racing piensa tomarse unas merecidas vacaciones en Chihuahua y pasar las fiestas decembrinas con su familia; con sus padres y sus cinco hermanos.
La joven, aficionada de la Fórmula Uno, pretende ver por enésima ocasión Senna, el documental sobre la vida del legendario piloto brasileño, además desde ahora se saborea unos burritos de costilla, su platillo favorito.
Astrid Madrigal piensa cargar pilas, harta energía. Y es que advierte que en el 2017 vendrán grandes proyectos: “Ya quiero que llegue el próximo año porque vienen cosas sensacionales, tanto en lo personal como para la marca, en este punto estamos trabajando para que en unos años, no muy lejanos, podamos llegar al Mundial con una marca mexicana como ITALIKA”, confiesa.
Pero los sueños de la chihuahuense parece que no pararán nunca: “Cuando gane un Mundial tendré mucho dinero y así podré correr en Fórmula Uno”, advierte Astrid Madrigal, la niña que brilla con intensidad en el motociclismo.